sábado, 6 de septiembre de 2014

LA ZAGA DE CORNELIO


Primer gentil en ser bautizado en la fe cristiana (Hechos 10). Tras la conversión de éste centurión romano junto con su familia y los hombres bajo su mando, cientos de soldados romanos siguieron su ejemplo. He aquí un breve relato inspirado en esa época del imperio.


CUARENTA LUCHADORES




En los días cuando la pasión de Nerón era masacrar y acabar con los cristianos, el emperador romano tenía un grupo de soldados que se llamaban "Los luchadores del Emperador". Eran cuarenta hombres robustos, de los más fuertes y de los más valientes, reclutados entre los mejores atletas de los juegos romanos. Antes de cada juego, los cuarenta se paraban delante del trono del emperador y por todo el anfiteatro dejaban resonar su canto: "Nosotros, los luchadores, luchamos por ti, Emperador, para ganar para ti la victoria y para recibir de ti la corona del vencedor."

Cuando César mandó su gran ejército a Galia, no hubo soldado más valiente, ni más fiel que los del grupo de los luchadores. Estuvieron bajo el mando de un centurión romano. Llegaron al oído de Nerón las noticias de que la fe cristiana que no conocía fronteras ni barreras, había penetrado en las filas de los luchadores, y que algunos de ellos se habían convertido al cristianismo. Convertirse al cristianismo en aquel tiempo era esperar la sentencia de muerte. Ni para el más alto servidor del emperador hubo excepción.

Al centurión de los cuarenta le fue dada la orden de matar a cualquier profesante de la fe cristiana. El mensaje fue recibido en pleno invierno. Los soldados se hallaron en su campamento a las orillas de un lago que se encontraba completamente congelado. El intenso frío, la inclemencia del tiempo y los trabajos ocasionados por estos, habían servido para unir el ánimo y los corazones de los soldados y su centurión. Con gran tristeza él leyó la orden del emperador. Pero para él la palabra máxima era deber. Por lo tanto él juntó a sus soldados y les hizo la pregunta y la orden: "¿Hay entre vosotros quien haya aceptado la fe cristiana? Si hay, que el tal dé un paso al frente."

Los cuarenta luchadores se adelantaron dos pasos, se pusieron firmes y saludaron a su jefe. El centurión se detuvo un rato. Para él fue una gran sorpresa el número tan elevado. Les dijo: "Del Emperador es la orden: Muerte para todo profesante de la fe cristiana." Continúo diciendo: "Por amor a vuestra patria, a vuestros compañeros y a vuestras amadas familias, os ruego renunciar a esa nueva fe."

Ninguno de los cuarenta se movió. "Hasta la puesta del sol os doy para considerar la pregunta. Al fin del día, se hizo por segunda y por última vez la pregunta: "Hay entre vosotros algún profesante de la fe cristiana? Si lo hay, que el tal dé un paso al frente." Otra vez los cuarenta se adelantaron y se pusieron firmes.

El centurión con súplicas y ruegos, hizo el intento de persuadir a los hombres que se retractaran de su fe, Ninguno lo hizo. Entonces él les dijo: "La orden del Emperador queda en pie. Forzosamente la tengo que cumplir. Pero no quiero que la sangre vuestra sea sobre vuestros compañeros. Os mando que marchéis sobre el lago congelado y os quedéis allí hasta renunciar a vuestra fe o perecer. Os dejaré a la merced de la naturaleza. El fuego se quedará ardiendo en la orilla del lago, esperando a los que repudien esa fe."

Los caurenta luchadores fueron desnudados, y sin decir palabra alguna dieron media vuelta, se formaron en fila de cuatro en cuatro y juntos marcharon sobre el hielo del lago congelado. Mientras se alejaban de la playa, unieron sus voces y cantaron una nueva versión del canto de la arena: "Cuarenta luchadores, luchamos por ti, oh Cristo, para ganar para ti la victoria y para recibir de ti la corona del vencedor."

Durante las largas horas de la noche, el centurión mantuvo su fuego ardiendo en la orilla del lago. El canto de los luchadores moribundos resonaba en el frío y en el silencio de la noche, pero cada vez se escuchaba más suave.

Casi al amanecer del nuevo día, un pobre, vencido por el frío, se acercó al fuego y renunció a su fe. Ahora suave pero claramente se oía otra versión del canto. "Treintinueve luchadores, luchamos por ti, oh Cristo, para ganar la victoria para ti y recibir de ti la corona del vencedor."

El centurión miró la figura del pobre desertor y escuchó de nuevo el canto de los luchadores. La luz de un nuevo amanecer disipó las tinieblas de su alma. Se quitó su armadura, se desnudó, pegó un salto, marchó sobre el lago congelado y mientras se acercaba a los treinta y nueve valientes, cantó junto con ellos la primera versión de su canto: "Cuarenta luchadores, luchamos por ti, oh Cristo, para ganar la victoria y recibir de ti la corona del vencedor."

Adaptación de The Youth Compass 
Fabio Humberto Molano Olmos
Bogotá D.C., 23 de septiembre de 2013



Importantes lecturas complementarias: Mateo 8:5-13 y Lucas 7:1-10



viernes, 5 de septiembre de 2014

PERSONAJES OLVIDADOS DE LA HISTORIA


JULIANO Y AGATAN


En los libros de historia que refieren a la antigua Roma se lee que, Agatán era un joven romano que tenía un amigo llamado Juliano. Los dos habían crecido juntos, jugado juntos y estudiado juntos durante su niñez,  adolescencia y juventud. Con el tiempo, Juliano llegó a convertirse en el emperador de Roma y fue conocido como el emperador apóstata. Odiaba a Cristo y a los cristianos, y trató de eliminar el cristianismo practicando y promoviendo la reinstauración del paganismo grecorromano. Agatán, frecuentemente era objeto de burlas por parte de su amigo Juliano, dada su condición de cristiano converso.

Siendo ya emperador, hacía el año 362, en alguna ocasión Juliano, quiso poner en ridículo la fe de su amigo y le preguntó irónicamente: ¿Agatán, y como le va a tu carpintero de Nazaret. Tiene suficiente trabajo como para subsistir? A lo que Agatán, muy seguro de sí mismo, le respondió: “…Si Juliano, mi carpintero de Nazaret, como tú le llamas, tiene más que suficiente trabajo. De hecho, en este mismo momento está terminando el ataúd, en el cual te enterrará a ti y sepultará a todo tu imperio…”

Sin saberlo, con su valiente y osada respuesta Agatán, anunciaba proféticamente el final de Juliano. El reinado del emperador apóstata, fue breve y desastroso. Rigió los destinos de la decadente Roma imperial tan sólo un año, siete meses y veintitrés días. Murió en el campo de batalla un 26 de junio de 363, vadeando el rio Tigris, atravesado por una jabalina lanzada por un soldado persa y su imperio fue devastado. Paradójicamente, le sucedió en el trono, un oficial cristiano: Joviano.

El imperio romano de occidente cayó en el año 476. Pero, dos mil catorce años después, el imperio de Jesucristo prevalece y el carpintero de Nazaret sigue construyendo ataúdes para sus enemigos.


Fabio Humberto Molano Olmos

Bogotá D.C., enero 10 de 2014

CRIMENES SINIESTROS CONTRA LA HUMANIDAD


LOS  MAESTROS  DEL  CRIMEN


He tenido la grata oportunidad de departir un breve momento con ustedes la noche inmediatamente anterior y me he animado a compartirles estas notas que espero les animen a investigar en profundidad. Sobre todo me alegra el saber que se agita en su interior la necesidad de conocimiento frente a la historia de la humanidad y de los actores que de una u otra forma han incidido en el curso de la historia. Hoy sólo quiero mencionarles tres factores, que de golpe abordamos muy superficialmente, pero, que sin lugar a dudas continúan afectando gravemente el desarrollo de las naciones y de la humanidad.

1.    El Tribunal del Santo Oficio y los Jesuitas
2.    El Vaticano (Ustashi  vs. Ortodoxos)
3.    Comunismo y Nazismo (La cuestión Judía)

El tribunal del Santo Oficio fue creado en 1478, siendo en fraile dominico Tomás de Torquemada su principal exponente. La gente cree que la Inquisición es cuento del pasado y que ya no existe, pero aún esta vivita y coleando. Es responsable por la vida de millones de personas, católicos, protestantes, judíos, gitanos, ortodoxos, comunistas, socialistas, musulmanes e indígenas, entre otros. Entre tanto, el militar Iñigo López de Recalde (más conocido como San Ignacio de Loyola), fundó la Orden Jesuita que en 1540 recibió la bendición Papal. Iñigo fue un genio satánico. Creo un ejército de sacerdotes dedicados de tiempo completo a la defensa del Vaticano. Los jesuitas capturaron y destruyeron naciones. Iniciaron guerras y asesinaron a reyes y presidentes, incluido Abraham Lincoln. El Vaticano siempre ha querido por siglos apoderarse de Jerusalén, para establecerse allí, pero se encontraron siempre con un escollo insalvable: Los Judíos. (Problema N° 1)

Entre 1890 y 1900, la Francia revolucionaria y la Rusia zarista,  firmaron importantes acuerdos militares y políticos, asunto que enojó bastante al Vaticano. Mientras tanto, el poder de la iglesia ortodoxa se extendía a Bulgaria, Grecia, Rumania, Turquía y la Yugoslavia Serbia, bajo la mirada complaciente y protectora del Zar de Nicolás II de Rusia. El papa y los jesuitas estaban furiosos, pues Francia había estado entre su lista de enemigos desde que destronaron a su rey católico Luis XVI, para convertirse en república. El Vaticano tenía pues que dominar a Francia (Problema N° 2), y eliminar la competencia religiosa ortodoxa en los Balcanes (Problema N° 3). La solución era sencilla: los jesuitas prepararían la primera guerra mundial. Así pues planearon y ejecutaron la muerte del archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio Austro-Húngaro, en Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia-Herzegovina. De inmediato la Alemania católica declaró la guerra, invadió Francia y declaró la guerra a Inglaterra y Rusia. El Vaticano se valió de Alemania y su ejército imperial en cabeza del káiser Wilheim. Sin que lo supiera el pueblo alemán; el papa Pio X y los jesuitas habían sacrificado a la Alemania católica, al káiser y a su gobierno, con el objeto de iniciar una nueva inquisición. La guerra duro cuatro largos años, de 1914 a 1918. Europa quedó en ruinas. Murieron más de diez millones de hombres y otros veinte millones quedaron heridos y mutilados. Alemania, el Vaticano y los jesuitas perdieron la guerra y tuvieron que firmar el tratado de Versalles en 1919. Lo peor de todo fue que ninguno de los tres problemas fue resuelto. Los judíos, los franceses y la iglesia ortodoxa de oriente salieron fortalecidos, y como los jesuitas nunca perdonan, ni se dan por vencidos, ya estaban planeando la segunda guerra mundial.

Centraron pues, todos sus esfuerzos en crear la revolución rusa y para ello se valieron de prestantes figuras como Marx, Engels, Trotsky, Lenin y Stalin, dando forma al partido comunista. A partir de ese momento el Comunismo sería la punta de lanza para destruir a los enemigos de la iglesia católica, apostólica y romana. El primer golpe consistiría en derrocar y eliminar de una vez por todas a los zares de Rusia, asunto que lograron resolver al poner en marcha la revolución de los soviets, que hizo abdicar al zar. El protector de la iglesia ortodoxa finalmente estaba frente a sus verdugos, los jesuitas, quienes en un juicio sumarial secreto, condenaron al zar y a toda su familia a muerte. Fueron llevados a Yekaterinbug, en los Urales, donde los siete integrantes de la familia real fueron asesinados a sangre fría. Subieron los cadáveres a un camión y los trasladaron a una mina llamada “Los cuatro hermanos”, donde fueron descuartizados, rociados con ácido, quemados y arrojados a un pozo de la mina abandonada. Para el Vaticano esta fue una gran victoria. Entre tanto, el Vaticano había fletado el famoso “Tren sellado”, que en 1917 salió secretamente de Alemania con Lenin y sus revolucionarios y con el oro del papa para financiar la revolución comunista. En 1928 Lenin logró el control de Rusia. Enseguida se desató una persecución sin cuartel contra los patriarcas, líderes religiosos, sacerdotes, monjes y monjas de la iglesia ortodoxa rusa. Se atacaron monasterios, conventos e iglesias con grandes matanzas. Pero el patriarca ortodoxo ruso tenía un as bajo la manga. Cuando los comunistas llegaron por él, les salió al encuentro saludándolos e indicándoles que eran camaradas bienvenidos y que él les entregaría el oro y las riquezas que el zar le había ordenado que guardara. Los comunistas quedaron estupefactos. Bajaron las armas, aceptaron el oro y la amistad del patriarca y ordenaron que cesaran inmediatamente las ejecuciones de los líderes y fieles. Una vez más la iglesia ortodoxa estaba a salvo. Los comunistas no sólo recibieron el oro del zar, ¡sino que se quedaron también con el oro del papa! Se calcula que el oro del papa, que llegó a Rusia a través de Alemania, valía para la fecha, la no despreciable suma de US$666.000.000.00, riqueza que hasta hoy continua en las arcas del estado ruso. Cuando el papa se enteró, por poco le da un ataque al corazón. Sus propios comunistas, lo habían traicionado. Y uno de los problemas que en principio creyeron solucionado, nuevamente estaba de vuelta: la iglesia ortodoxa de oriente aún vive y es sólida. Ante esta tragedia, los jesuitas echaron a rodar la estrategia para una nueva inquisición. La proxima vez irían por los herejes judíos, ortodoxos, protestantes y comunistas. La segunda guerra mundial empezó a gestarse en los amplios salones del vaticano y contaría con tres devotos católicos: Adolfo Hitler, Benito Mussolini y Francisco Franco.

Así pues, tras el ascenso de Hitler al poder, la maquinaria de guerra del Tercer Reich, echó a andar. Todo estaba listo para que la sangre corriera por todo el mundo en una nueva guerra santa. La inquisición estaba en camino. El 1° de septiembre de 1939, el ejército nazi, invadió Polonia y de manera inmediata Francia e Inglaterra declararon la guerra a Alemania. Cabe anotar que una semana antes del inicio de la guerra, el 23 de agosto de 1939 Hitler y Stalin firmaron un acuerdo de no agresión y la manera en que se repartirían Polonia y otras naciones del Báltico. Nadie se imaginaba un acuerdo nazi-comunista, pues era como combinar el agua con el aceite, pero para los jesuitas esto hacia parte de su estrategia de guerra. La traición de Hitler a Stalin se cristalizó el 22 de junio de 1941, cuando el ejército alemán invadió la Unión Soviética, atacando Leningrado y Moscú, con la intención de acabar con el comunismo de una vez por todas y recuperar el oro del Vaticano, custodiado por la iglesia ortodoxa de Rusia.

Como Napoleón, Hitler no pudo conquistar a Rusia. Los soldados alemanes morían por millares congelados en el campo de batalla, los tanques y vehículos de abastecimiento  quedaron enterrados en lodazales y la fuerza aérea no pudo volar dadas las pésimas condiciones climáticas del invierno ruso. Finalmente el 31 de enero de 1943, el todopoderoso ejército alemán inició la retirada completamente derrotado. Una vez más los jesuitas y el Vaticano fracasaron en su intento de acabar tanto con el comunismo, como con la iglesia ortodoxa. Entre tanto Hitler y su horda de asesinos de las S.S., aceleraban la llamada “Solución Final”, que consistió en el asesinato sistemático de por lo menos seis millones y medio de judíos, muertos en cámaras de gas, en los campos de concentración diseminados por todo el frente oriental y el centro de Europa. En el fondo fue una miserable victoria para la iglesia católica, pues a pesar del genocidio en contra del pueblo judío, la nación de Israel resurgió de las cenizas el 14 de mayo de 1948 bajo el auspicio de la ONU, con Jerusalén como ciudad capital. El Vaticano jamás logró su propósito de establecer su sede en la ciudad santa y el papa nunca pudo sentarse en el solio de San Pedro en territorio judío. A fecha de hoy, el Vaticano nunca ha reconocido a Israel como nación. Esto fue una durísima y doble derrota para los jesuitas y para el Vaticano. Por si acaso, y siendo los jesuitas “maestros del engaño”, reunieron a más de mil judíos católicos romanos y los ocultaron bajo las colinas del Vaticano mientras duró la guerra. El Vaticano siempre se ha cuidado de protegerse frente a eventuales fracasos y de ese modo, al final de la guerra proclamaron al mundo que habían protegido a los judíos del odio de Hitler y de los nazis. Por fortuna nadie aceptó esa historia y los crímenes de guerra de las S.S., de la Gestapo y de la Ustashi, salieron a la luz pública.

Además del asesinato indiscriminado de millones de judíos, serbios, gitanos, comunistas, negros, minusválidos, enfermos mentales y homosexuales, los nazis centraron sus esfuerzos criminales en erradicar todo vestigio de protestantismo en Europa. Absurdo si se considera que la Reforma precisamente nació y se fortaleció en Alemania bajo la visión tutelar de Martín Lutero. Tras la invasión de Normandía por parte de los aliados, la derrota de Hitler sólo era cuestión de tiempo. Pronto cayó ajusticiado por los partisanos el “Duce” Benito Mussolini e Italia se libró de este criminal dictador católico. El Vaticano ni se pronunció sobre su muerte. La Gestapo que no era otra cosa que un grupo de asesinos conforme a los principios de la orden jesuita, se dio a la tarea de atrapar y asesinar ciudadanos alemanes opuestos al nazismo y a la guerra. Miles de protestantes confesos que oraban por el final de la guerra y por los judíos y otras minorías étnicas, fueron enviados a campos de concentración y asesinados. En Yugoslavia, miembros de la iglesia ortodoxa griega, fueron masacrados por los crueles ustashis, que era un grupo organizado y dirigido por los jesuitas. Las monstruosas torturas y masacres que infligieron a sus víctimas son impublicables. Cientos de jesuitas eran miembros activos de escuadrones de asesinos de la ustashi, que liderados por Andrija Artukovic, eliminaron a casi un millón de miembros de la iglesia ortodoxa.

Pronto el cerco sobre Alemania se hizo más estrecho y Hitler y sus esbirros nazis se atrincheraron en Berlín. El ejército rojo de Stalin fue el primero en llegar. En la polémica conferencia de Yalta (Crimea) Churchill, Roosevelt y Stalin, definieron el derrotero a seguir para el final de la guerra y la postguerra. Resultado de lo anterior Alemania fue dividida en cuatro sectores, uno para cada una de las potencias vencedoras: Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión Soviética. Nadie imaginaba el drama que se viviría en Berlín de la postguerra, al construirse por parte de los soviéticos el muro de la infamia y que dividió a la nación alemana por años, bajo la mirada complaciente del mundo.

El dictador Stalin carga a sus espaldas con más de 60 millones de muertes, producto de los pogroms y crímenes desatados en Rusia después de su ascenso al poder en 1924, tras la muerte de Lenin; con el objeto de eliminar detractores políticos y antagonistas democráticos. Datos históricos le responsabilizan por la muerte de al menos siete millones de judíos rusos. Stalin es el segundo asesino más grande de la humanidad después de Mao Tse Tung, a quien se le señala de haber asesinado a setenta y cinco millones de chinos para la implantación y la consolidación del comunismo en la nación China. Hitler tiene a sus espaldas la muerte de veinte millones de seres humanos. Sin embargo, es preciso aclarar que la segunda guerra mundial dejó más de cincuenta y cinco millones de muertes. Inexplicable desde todo punto de vista, como un asesino, como Stalin pudo haber hecho parte de la conferencia de Yalta. Podrán observar que no he tocado para nada aspectos relevantes de la guerra secuencial que se desarrollaba en el lejano oriente con el imperio nipón, tras el ataque a Pearl Harbor por parte de Japón y que conllevo al ingreso a la guerra de los Estados Unidos. Como injustificable resulta ser, que un presidente protestante, Harry Truman, se haya atrevido a lanzar dos bombas atómicas sobre territorio japonés, cuando la guerra ya estaba prácticamente terminada.

Alemania se rindió el 8 de mayo de 1945. Hitler, el genocida católico se suicidó en su bunker. Europa quedó una vez más en ruinas. La ramera de Apocalipsis 17 estaba nuevamente en problemas. Uno de sus hijos (el Partido Nazi), el que había recibido el respaldo del papa Pio XII, había caído. Su otro hijo (el Partido Comunista), al cual ella odia, salía triunfador. China, Corea del Norte, Vietnam, Albania y Cuba, se convirtieron en naciones comunistas. Por ello los jesuitas deben sentirse gratificados, pero no el Vaticano, pues el polaco Karol Wojtyla, elegido papa por el Vaticano para negociar y transigir con la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), tras 24 años de papado fue incapaz de recuperar el oro del papa; aun cuando para ello se haya valido de presionar a Rusia gestando la guerra de la antigua Yugoslavia, con el único propósito de desmembrar una pujante nación regida con mano de hierro por el mariscal Tito. La balcanización de Yugoslavia dada su fragilidad política, étnica y religiosa, reavivo odios y rencillas que enfrentaron a serbios, voivodinos, montenegrinos, kosovares y macedonios ortodoxos, eslovenios y croatas católicos y bosnios-herzegovinos islámicos. Una nación de la noche a la mañana quedó fragmentada en siete países y una provincia autónoma.

El último hijo consentido del Vaticano (el Islam), se forjó con la única intención de derrotar a los judíos y apropiarse de tierra santa, plan que aún no se cristaliza y, que lenta pero inexorablemente está conduciendo a la humanidad hacia el Armagedón. De cualquier manera, Israel prevalecerá. Pregúntense por un momento, por qué han caído tantos gobiernos democráticos del cercano y medio oriente en manos del movimiento “hermanos musulmanes”. Tres grupos religiosos se pelean preeminencia: Los católicos, los musulmanes y los judíos. Lo cierto es que hay un solo Dios verdadero, su Hijo redentor de la humanidad, Jesucristo y el Espíritu Santo que da consuelo y sabiduría.

Espero que mis notas no les sean motivo de discordia o confrontación. Solo he querido hacer una abreviada versión de la historia de la humanidad y la tragedia a la que nos hemos sometido, por haber omitido consciente o inconscientemente el cumplir con la ley de Dios establecida en la Santa Biblia. Cuídense mucho y que Dios les bendiga.


Fabio Humberto Molano Olmos

Bogotá D.C., 4 de octubre de 2013

EL RESURGIMIENTO NACIONAL-SOCIALISTA


LAS DIEZ GRANDES MULTINACIONALES QUE APOYARON A LOS NAZIS


Durante la Segunda Guerra Mundial, la sucursal alemana de productos fotográficos Kodak utilizó mano de obra esclava de los campos de concentración. Varias de sus filiales europeas hicieron otros negocios con el gobierno nazi. Wilhelm Keppler, uno de los principales asesores económicos de Hitler, tenía profundos lazos con Kodak.

En la década de 1930, Hugo Boss comenzó a fabricar los uniformes nazis y consiguió un contrato para que las juventudes Hitlerianas, tropas de asalto y uniformes de las SS, vistieran su marca. 

Ferdinand Porsche, el hombre detrás de Volkswagen y Porsche, se reunió con Hitler en 1934, para discutir la creación de un "coche del pueblo" (Traducción al español de Volkswagen). Ferdinand Porsche, incluso tenía conexión directa con Heinrich Himmler, uno de los líderes de las SS, a quien le solicitaba directamente esclavos de Auschwitz y otros campos de exterminio, para trabajar en sus factorías. La Volkswagen Group de Alemania, es la 3ª empresa más grande del mundo a diciembre de 2013.

Durante el Holocausto judío, la empresa alemana IG Farben fabricó el gas Zyklon B utilizado en las cámaras de gas nazis. También financió y apoyo económicamente a Josef Mengele para sus "experimentos" clínicos con prisioneros en los campos de concentración. IG Farben fue la empresa que obtuvo mayores ganancias económicas tras su relación comercial con el régimen nazi. Después de la guerra, la compañía fue disuelta y Bayer que era una de sus divisiones, pasó a convertirse en empresa. 

Siemens utilizó la misma mano de obra judía esclavizada durante el Holocausto, para construir las cámaras de gas que luego les matarían a ellos y a sus familias. La Siemens de Alemania, es la 27ª empresa más sustentable del mundo a diciembre de 2013. 

Coca-Cola participó en ambos bandos durante la Segunda Guerra Mundial. Por un lado apoyaron a las tropas estadounidenses y sus aliados, pero también continuó elaborando la bebida gaseosa para los nazis. Coca-Cola Company de USA, es la 9ª empresa más valiosa del mundo a diciembre de 2013.

El industrial norteamericano Henry Ford era una leyenda antisemita, por lo que ésta tiene fundamento. Él era el más famoso respaldo exterior de Adolph Hitler. En su 75º cumpleaños, en 1938, Ford recibió una medalla nazi, diseñada por el Tercer Reich para los "extranjeros distinguidos". La Ford de USA, es la 34ª empresa más valiosa del mundo a diciembre de 2013.

IBM construyó maquinaria para los nazis, que se utilizó para realizar seguimiento a los suministros de petróleo y para la distribución de combustibles durante la guerra. La IBM de USA, es la 6ª empresa más valiosa del mundo a diciembre de 2013.


FABIO HUMBERTO MOLANO OLMOS
Bogotá D.C. 30 de mayo de 2014