¿Cuándo
murió Hugo Rafael Chávez Frías?
“La
virtud inherente al Socialismo es
el equitativo reparto de la miseria”.
Sir
Winston Churchill
Si bien es cierto, el
anuncio del deceso del presidente de Venezuela fue dado por el vice-presidente
Nicolás Maduro a las 4:25 de la tarde el pasado 5 de marzo de 2013, el
presidente Hugo Chávez empezó a morir el miércoles 2 de junio de 2010.
Ese día en un
discurso emitido por Telesur, el presidente Chávez lejos de imaginar lo que le
sobre vendría, maldijo a Israel por el ataque a la llamada “Flotilla de la
Libertad”. El habló así:
“Maldito
seas, Estado de Israel. Maldito seas, terrorista y asesino. Viva el pueblo
palestino”, exclamó entre vítores y aplausos de los asistentes al acto
oficial transmitido por la televisión venezolana a todo el país.
“Aprovecho
para condenar de nuevo, desde el fondo de mi alma y de mis vísceras, al Estado
de Israel, maldito seas estado de Israel”, añadió el mandatario ante una nueva salva
de aplausos.
Chávez
criticó además la respuesta del gobierno de Estados Unidos al asalto israelí a
los barcos de la “Flotilla de la Libertad’.
“Como
es Israel, se le permite de todo”, fustigó el mandatario venezolano.
“El gobierno
de Obama condena el terrorismo siempre y cuando no sea cometido por ellos
mismos o por sus aliados, Israel. Nos acusan de patrocinar el terrorismo cuando
son ellos los que patrocinan el terrorismo”, añadió.
Chávez fue un
férreo defensor de la causa palestina. En enero de 2009, durante una ofensiva
militar israelí contra la franja de Gaza, Venezuela rompió relaciones
diplomáticas con Israel, al que a partir de ese momento llamó: “Estado
Genocida”.
Tras esta
desafortunada intervención, el destino final de Hugo Chávez quedó sellado. En
el fondo de sus entrañas, en la pelvis, el cáncer hizo aparición y su alma
quedó postrada.
Dice la
palabra de Dios en Génesis 12:3, “…Bendeciré a los que te bendijeren, y a los
que maldijeren, maldeciré, y serán benditas en ti todas las naciones de la
tierra…”.
Un año
después de esas declaraciones, en junio de 2011, se le diagnosticó un sarcoma,
que es un tipo de cáncer que puede originarse en los músculos, tejidos o en los
huesos de la pelvis. Después de ser sometido a tres cirugías radicales en La
Habana, el presidente regresó a Venezuela, informándole a la opinión pública
que el cáncer había desaparecido y que estaba sano por completo. Sin embargo,
en diciembre de 2012 luego de haber sido reelegido para el periodo 2013-2019, el
cáncer reapareció. Regresó a Cuba para una cuarta y última intervención
quirúrgica, de la cual nunca se recuperaría. Los sarcomas tienen este tipo de
comportamiento, los pacientes parecen tener una mejoría sustancial, pero
rápidamente la enfermedad regresa. Esa nueva recaída fue mortal. Así, el
presidente Hugo Chávez haya presentado un cuadro clínico propio de un cáncer
terminal, su muerte no necesariamente se debió a la enfermedad, sino por las
complicaciones post-operatorias producto de éste mal, tales como insuficiencias
cardíacas, renales o respiratorias.
Científicamente
queda descartada cualquier posibilidad, que células cancerígenas puedan ser
inoculadas o trasmitidas al ser humano, tal y como lo dijo el vice-presidente
Maduro, replicando las palabras de Chávez y acusando a los Estados Unidos de
realizar esta práctica. Si una célula cancerosa se introdujera en el cuerpo de
una persona, ésta sería inmediatamente rechazada por el organismo. Es como si
se tratara de un trasplante de órganos, de tal manera que eso es imposible, esa
afirmación sólo hace parte de leyendas urbanas o de teorías de conspiración
insostenibles.
Otro episodio
que marcó el destino final del presidente Hugo Chávez, fue la profanación de la
tumba del Libertador Simón Bolívar. Hacia la medianoche del 16 de julio de
2010, día de la virgen del Carmen en Venezuela, el gobierno ordenó la exhumación
de los restos del prócer, so pretexto de investigar las causas de su muerte. La
última frase de la proclama del libertador de diciembre 10 de 1830, que nunca
salió a la luz pública dice: “…El que se atreva a profanar mi tumba, le
caerá una gran maldición y tendrá duros sufrimientos…”
El gobierno de
Chávez transmitió en vivo y en directo desde el Panteón, ese momento, donde
todo el mundo pudo observar la apertura del sarcófago y la exposición de los
retos óseos de Bolívar. Pero no bien pasaron los días y semanas de este suceso,
-que
más pareció la celebración de un extraño ritual de necrofilia moderna -, la clase gobernante fue sacudida por
la tragedia. Siete de los más cercanos colaboradores del gobierno de Hugo
Chávez, que promovieron, apoyaron y participaron de la profanación de la tumba
de Simón Bolívar, mueren.
El diputado
chavista Luis Tascón, muere el 12 de agosto de 2010, víctima de cáncer. Dos
días después, el 14 de agosto de 2010, muere el General Alberto Müller Rojas,
víctima de cáncer. Posteriormente, el 10 de septiembre de 2010, mueren,
Guillermo García Ponce, líder comunista director del diario Vea, víctima de
cáncer y el gobernador del estado de Guárico, William Lara, quien murió ahogado
en el rio Uverito, tras un accidente vehicular.
Luego, Lina Ninetti
Ron Pereira, dirigente chavista, muere por infarto cardíaco el 5 de marzo de
2011. Enseguida, el 20 de junio de 2011, muere tras sufrir un ACV, el Contralor
General de la República de Venezuela, Clodosbaldo Russián y, finalmente, el 25
de enero de 2012, muere de cáncer, el Procurador General de la Nación, Carlos
Escarrá Malavé. Hoy día se habla en toda Venezuela de la “Maldición del
Panteón”. Ahora, el círculo se ha cerrado para siempre, tras la muerte por
cáncer del señor presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Todos pagaron con sus
vidas, la profanación de la tumba de Bolívar.
Para nadie es
un secreto que el suelo venezolano se ha llenado de chamanes bolivianos,
brujos, médiums, astrólogos, paleteros y santeros cubanos. Lamentable el
espectáculo ofrecido desde el auditorio Teresa Carreño, observando a decenas de
representantes de estos cultos idolátricos, liderados nada menos que por la
premio Nobel de Paz, Rigoberta Menchú, realizar rituales de sanación, súplicas
y hechizos a la Pacha Mama, por la salud y la recuperación física del
comandante Chávez. Fetiches como el médico José Gregorio Hernández y la reina
María Lionza, son el pan diario en muchas comunidades del territorio de
Venezuela y la patria, está enferma. Más allá del legado Chavista y de su
resonante arenga revolucionaria: “Patria, Socialismo o Muerte”, al bravo pueblo
venezolano, pareciera que Chávez sólo les deja, la Muerte.
El comandante
Hugo Chávez en una ceremonia católica el pasado 5 de abril de 2012, elevó su
voz al cielo diciendo: “…Dame tu cruz Cristo que yo la llevo, pero
no me lleves todavía. Dame vida Jesús, todavía me queda vida. No me lleves
todavía. Dame tu cruz, dame tu sangre Cristo que yo la llevo…” Pero su
oración no fue escuchada, le faltó algo. Arrepentimiento y perdón. Dios le
concedió un año completo para retractarse de la maldición que pronunció sobre
Israel. Dios le habría perdonado. Sin embargo, Chávez no sólo no lo hizo, sino
que agregó males a su condición. Al romper relaciones diplomáticas con Israel,
amenazar a su presidente Shimon Peres y conciliar con los pueblos enemigos de
Israel; se endureció su corazón y su final quedó en evidencia.
En Galatas
6:7 está escrito: “…No os dejéis engañar; de Dios nadie se burla, pues todo lo que
el hombre sembrare, eso también cegará…”
Sí en verdad
Hugo Chávez era creyente, debió tener muy en cuenta antes de profanar la tumba
de Simón Bolívar, el siguiente pasaje bíblico escrito en Efesios 6:12, “…Porque
no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes…”
A la espera
del Juicio Final, y tras veinte meses de penosa enfermedad, el ciudadano Hugo
Rafael Chávez Frías, alguna vez presidente de Venezuela, ha muerto. Que Dios
tenga piedad de su alma.
Fabio Humberto Molano
Olmos
Bogotá D.C., marzo 8 de
2013