JULIANO Y AGATAN
En los libros de
historia que refieren a la antigua Roma se lee que, Agatán era un joven romano
que tenía un amigo llamado Juliano. Los dos habían crecido juntos, jugado
juntos y estudiado juntos durante su niñez, adolescencia y juventud. Con el tiempo,
Juliano llegó a convertirse en el emperador de Roma y fue conocido como el emperador apóstata.
Odiaba a Cristo y a los cristianos, y trató de eliminar el cristianismo practicando
y promoviendo la reinstauración del paganismo grecorromano. Agatán,
frecuentemente era objeto de burlas por parte de su amigo Juliano, dada su
condición de cristiano converso.
Siendo ya
emperador, hacía el año 362, en alguna ocasión Juliano, quiso poner en ridículo
la fe de su amigo y le preguntó irónicamente: ¿Agatán, y como le va a tu
carpintero de Nazaret. Tiene suficiente trabajo como para subsistir? A lo
que Agatán, muy seguro de sí mismo, le respondió: “…Si Juliano, mi carpintero de
Nazaret, como tú le llamas, tiene más que suficiente trabajo. De hecho, en este
mismo momento está terminando el ataúd, en el cual te enterrará a ti y sepultará
a todo tu imperio…”
Sin saberlo, con su
valiente y osada respuesta Agatán, anunciaba proféticamente el final de
Juliano. El reinado del emperador apóstata, fue breve y desastroso. Rigió los
destinos de la decadente Roma imperial tan sólo un año, siete meses y
veintitrés días. Murió en el campo de batalla un 26 de junio de 363, vadeando el rio Tigris,
atravesado por una jabalina lanzada por un soldado persa y su imperio fue
devastado. Paradójicamente, le sucedió en el trono, un oficial cristiano:
Joviano.
El imperio romano de
occidente cayó en el año 476. Pero, dos mil catorce años después, el imperio de
Jesucristo prevalece y el carpintero de Nazaret sigue construyendo ataúdes para
sus enemigos.
Fabio
Humberto Molano Olmos
Bogotá D.C., enero 10 de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario