jueves, 11 de agosto de 2011

EL COSTADO DE JESUS


Jesús desarrolló durante su calvario, un hemohidrotórax, es decir, un derrame pleural con mezcla de sangre y líquido seroso. Se sabe que la sangre pesa más que el líquido seroso, por lo que luego de algunas horas en una posición vertical, el contenido sanguíneo del derrame pleural se depositó en la parte más baja del tórax. La lanza del soldado romano penetró por el lado más bajo, en dirección hacia arriba y entró directamente en la zona donde se depositó la sangre, por lo que ésta salió en un primer momento y luego salió el contenido seroso del derrame pleural. Cristo sufrió un infarto agudo al miocardio (IAM) o una arritmia fatal, lo que finalmente ocasionó su muerte.

“Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”. (Juan 19:33-34)


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